Este mediodía ha tenido la gentileza de ofrecer un concierto de violoncelo en la pequeña iglesia del pueblo. La música de Bach esparció entre los asistentes, gotas de armonía que todos disfrutamos, y fueron como un magnífico aperitivo de la comida generosamente preparada en un horno de piedra, que él mismo construyó, al igual que está haciendo con la casa, lo mismo que hace con los instrumentos que fabrica y repara.
Este luthier nacido en Suiza, de padre español, esparce con sus manos la delicadeza de la música, tanto desde las cuerdas del violoncelo, como desde su interior más profundo.
Muchas gracias por el magnífico día que hemos compartido.
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