colinas azules

Mujeres en Navidad



Un conocido  restaurante de Oviedo, se ha vestido de gala esta tarde para, ofrecer una comida de confraternización al   COMITÉ DE SABIAS.
Mujeres dinámicas, elegantes y distinguidas, que nos honraron con su presencia en los días previos a la Navidad.
Con su desparpajo habitual, se han despachado a gusto, sin darnos tregua siquiera, a que les planteáramos una  cuestión tan sencilla como es: ¿ Están ustedes satisfechas de la vida? A. ha sido la única que contestó a nuestra pregunta directamente, las demás, más que responder, han vertido sus opiniones sobre diversos temas que no venían a cuento. Sin embargo, han tenido la delicadeza, de contestar por orden rigurosamente cronológico, con respecto a su mes de nacimiento.



A.  En líneas generales diría que sí, claro que si comenzamos a desmenuzar los años y a hacer un balance exhaustivo, podrían cambiar algunos conceptos. Yo tengo un pasado numeroso, es decir, dedicado a los números y como buena contable, manifiesto que la suma de las vivencias ha sido positiva, pero si tenemos en cuenta la resta, la cosa ya cambia; ahora bien, siempre estamos a tiempo de multiplicar, que es un recurso más, para obtener unos beneficios que nunca obtendríamos si nos diese por dividir, por ejemplo. En fin no me enrollo más. El mundo de los números es lo suficientemente atractivo para recomendar desde estas líneas, a toda la humanidad, que sumen y multipliquen sin cesar. Evidentemente yo ya no estoy en edad de multiplicar,  pero como no quiero restar y mucho menos dividir,  desde estas líneas deseo a todos muchas sumas y multiplicaciones en estas fechas tan tradicionales.

CH.  Al igual que A. yo quisiera resaltar la importancia de los números, pero me centraría más en operaciones algebraicas de alto nivel. El mundo que nos rodea está lleno de contradicciones, estamos observados a cada momento y en unos tiempos, en que la intimidad está en serio peligro, yo, sinceramente creo que hay que hacer ecuaciones. Mi compañera de comité, como mujer conformista, que es, no quiere entrar en el intríngulis, por eso se conforma con sumar y multiplicar, pero yo discrepo totalmente. Es necesario llegar al origen de las cosas, a saber cómo cuando y por qué y eso no se consigue sumando y mucho menos multiplicando. Si tenemos en cuenta lo que significa la multiplicación, lo único que conseguiríamos, sería que las cosas aumentasen de tal modo que se nos haría imposible llegar al fondo de las cuestiones que nos plantea la vida. Pongamos un ejemplo muy sencillo. Imaginemos que alguien se cuela en nuestro espacio virtual, cosa bastante probable en los tiempos que corren. Ante tal intromisión, es urgente cortar de raiz el problema que puede suscitar la invasión de nuestra parcela, poniendo en peligro—en un momento dado—hasta nuestro matrimonio, palabra sagrada, que no puede sucumbir a los encantos de una realidad virtual, que casi siempre habla en inglés para complicar más las cosas. Por eso, repito la importancia de las operaciones algebraicas. Es preciso despejar “  X” cuanto antes porqué sino entraría” Y” en acción y entonces ya serían dos incógnitas con lo cual ni Pitágoras sabría salir del paso. Ante esta tesitura, yo recomiendo para estas fiestas mucha operación matemática. Nada de multiplicar ni de sumar. Resolver incógnitas. Este será el reto para el año que comienza.


D.  Yo bajaba por la vida cuando descubrí que el mundo de los números me interesaba relativamente poco. Si tenemos en cuenta que soy una mujer soñadora, no es de extrañar.  Por eso necesito pertenecer al COMITÉ DE SABIAS.  Ellas hacen que ponga los pies sobre la tierra y baje a la realidad. Una de esas realidades es tan sencilla como comer. Ante la negligencia de mi cabeza para realizar operaciones matemáticas, muchas veces me veo en la obligación de recurrir a mis compañeras de comité, para satisfacer una necesidad tan elemental como es alimentarse. No es que no sepa cocinar, pero resulta que me joroba ir a la compra, y pensar en algo tan prosaico, pues ello supone tener que entrar en el mundo de los números, hacer cálculos, convertir euros a pesetas, mirar el cambio, leer con detenimiento las ofertas, en definitiva: sumar, restar, multiplicar y dividir.  Me niego. Ante la incógnita que se me presenta de cómo comer sin ir a la compra,  ni se me ocurre resolver la ecuación. Bajo de la nube, dejo de soñar y en un arranque de lucidez, me voy a comer a casa de alguna de mis compañeras de comité. En el fondo, creo que soy una mujer práctica: me aprovecho del arte culinario que ellas despliegan y de su grata compañía.
 En estos momentos se me está  ocurriendo una idea que recomiendo a todos en estas fechas y que yo voy a poner en práctica, mañana mismo, cuando vaya a comer a casa de A.  Llevaré  un recipiente vacío, para traer comida. Así podré seguir en la nube, sin preocuparme de los números que me faltan para llegar a fin de mes.

R.  Yo soy más pragmática. Creo que una mujer que se precie, debe tener los pies en el suelo y saber cocinar, coser, conocer el mundo de la moda, y saber llegar a fin de mes. Si para estas cuestiones tan básicas, algunas necesitan echar mano del álgebra, lo respeto, pero yo tengo una fórmula mucho más sencilla: El taco. “Un juramento a tiempo, rompe nudos  y silencio”    Una vez roto el nudo o incógnita, digo yo: ¿ Para qué coño necesitamos sumar, multiplicar o resolver ecuaciones? No deja de ser una gilipollez, perder el tiempo  en operaciones matemáticas de diversa índole, cuando se puede estar tan ricamente saboreando el zumo de nuestra fruta por excelencia. En esto soy tajante. Hay que hacer patria y consumir sidra. Hay que potenciar las sidrerías. Ellas son nuestro orgullo y las portadoras de  nuestra más profunda idiosincrasia. Recomiendo encarecidamente a todos nuestros compatriotas, que en estas fechas de rancio arraigo, se pongan sus modelos más refinados: pieles, joyas y complementos diversos, y vayan a lucir el palmito al bulevar de la sidra. Yo estaré por allí para desearles felices fiestas, y recomendarles un nuevo modelo de destilación del zumo de manzana, fabricado en los laboratorios CH, bajo fórmula secreta, para la cual no fue necesario ni multiplicar, ni dividir, ni sumar, ni restar. Mucho menos desentrañar el valor de”X” o de “Y”. Simplemente hemos empleado el sentido común.


G.  En realidad yo no tengo mucho más que añadir  a lo ya expuesto por mis compañeras. Sin embargo me gustaría resaltar la importancia que tiene en estas fiestas el cuidado del cuerpo (el del alma lo dejo a criterio de cada cual).
En unas fechas donde el frío nos visita, casi siempre vestido de blanco, es necesario no perder los nervios y comportarse como ciudadanas civilizadas. Dado mi pasado sanitario, no puedo evitar lanzaros desde mi pedestal de mujer, miembro del Comité de Sabias, las siguientes recomendaciones. Un decálogo a tener en cuenta.

1 No me salgáis a la helada  que podéis  resbalar  y fastidiala
2 No me salgáis a la nieve que podéis coger catarro y fiebre
3 No  me comáis polvorones que van llamavos pendones
4 No mandéis postales de Navidá que la red está atascá
5 No comáis ningún marisco comed cosas de mordisco
6 Bebed sidra achampanada  que no nubla la mirada
7 Comed  cabrito empanado,  está bien tener cuidado
8 Cantad algún villancico, alegra mucho el focico
9 Reíd con satisfacción aunque no tengáis roscón
10 Sed felices todo el tiempo  ¡no fastidíeis el invento!!



C.    Eu non sabría decir si amo maís esta terra que a miña propia.

Creo que con estas palabras de introducción, queda clara mi condición de mujer gallega de nacimiento y asturiana  de adopción, porque lo mío es una adopción seria. Yo he llegado aquí a través del sagrado lazo del matrimonio, no como otras que se casaron allí y se quedaron aquí.  Parece un juego de palabras, pero en realidad es algo mucho más profundo. Todas somos norteñas, pero no es lo mismo terra de norte, que terra de noroeste, igual que no es lo mismo primos hermanos que hermanos primos.
 Teniendo en cuenta el alto grado de sensibilidad de la población en estas fechas, es necesario que se cuiden estos detalles, para que cada cual haga su composición de lugar. No voy a entrar ahora en cuestiones baladí, porque sería absurdo a estas alturas de mi vida, ponerme a lucubrar sobre el mundo de los números, la sidra, como llegar a fin de mes o a interpretar los decálogos que circulan por ahí sin ninguna clase de pudor. Digo que me siento bien así, que soy una mujer de mi tiempo y que mi condición de miembro del Comité de Sabias me hace ver las cosas con una claridad impresionante, aunque luego las exprese de manera confusa, pero cuidadiño: hay que saber leer; no en vano Dios escribe en renglones torcidos. No es que me crea Dios ¡No!  Solamente soy una mujer, pero además mi condición de gallega, aunque también tengo mucho de asturiana, me hace ser precavida, y si bien, no escribo en renglones torcidos, al igual que Dios, escribo como dios para que os esforcéis en entender si subo o bajo por la escalera de mi vida.  
 
Dorita 18 de diciembre de 2007