La exposición de Vidal --inaugurada hace apenas una hora en la sala del Auditorio--Me ha sorprendido gratamente. Es un pintor que conozco desde las primeras exposiciones en 1978, en las que toda su obra rezumaba el carácter recio del hombre del Norte, la pincelada fuerte y los colores vivos. En aquellos trazos queda reflejada su personalidad de entonces: el trabajo y el amor a la vida.
En los de ahora ha dejado marcado el sello de la nostalgia, envuelto en colores otoñales, y una leve estela de decadencia. Aunque sigue marcando el detalle, su realismo en algunos lienzos, inicia un tímido camino hacia al abstracción: "Obreros en la vía"es un claro ejemplo.
Creo que en esta ocasión´,Vidal, más que nunca, ha sabido transmitir con sensibilidad exquisita su particular paseo por la vida.
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