colinas azules

lunes, 22 de agosto de 2011

la paella de agosto

Este es uno de esos veranos atípicos, donde la lluvia  ha protagonizado la mayor parte del tiempo, aunque no solo la lluvia , también ha habido roturas de manos, bocas atrofiadas a la espera del milagro de los implantes,  nietos llenando la casa de voces atronadoras, ausencias muy sentidas...
Dolor, ante la sinrazón de quienes no respetan los sentimientos y  solamente  viven de la materialidad de lo que representa el mundo de la mercancía de compra y venta.
Quienes guardamos, además de los sentimientos, llaves de puertas cerradas, verjas de casas destruídas por el progreso, mapas de tiempos de aventuras, cromos, fotografías, carteles y toda clase de tesoros  recopilados a través de una vida, no podemos por menos que quedar atónitos ante  la insensibilidad de los modernos mercaderes, que envueltos en la nieblas del amanecer, introducen en un contenedor de hierro, los tesoros que otros  guardaron con celo, otros como yo, que creemos que la basura, no es el lugar para depositar los recuerdos, pero puede que sea el pozo que recoge los despojos de quienes  los han arrojado.
A pesar de todo, y al igual que Hunphrey e Ingrid tenían Paris, otros tenemos amigos, que por encima de todo, aun con las manos rotas, siguen siendo fieles a las tradiciones, al encuentro del verano y a los valores  humanos. Al valor de la palabra hablada ante una mesa, donde la paella es la reina  del mes de agosto de todos los años.
Gracias a Salvador cocinero y sustituto  genial.
Foto J.C.

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