El diablo anda muy desaforado últimamente.
Seguro que quiere sacar partido de la crisis y no duda en desplegar sus encantos a través de mensajes de teléfono. No sé si los envía a todo el mundo o soy una privilegiada; pero lo cierto es que sus ofertas son muy tentadoras además de personales.
El otro día le contesté a uno de sus muchos SMS para preguntarle a cómo estaba el Kilo de alma. El muy sagaz, me pidió el correo para mandarme sus innumerables ofertas. Así me enteré de que está metido hasta los huesos en los mercados financieros internacionales, ofreciendo pagar hipotecas a cambio de almas.
Le contesté rauda :
Quiero vender el alma antes de que la artrosis me deteriore el cuerpo, pero no tengo hipoteca y como soy muy sobria en el vivir, no tengo grandes necesidades, si acaso unas pequeñas ayudas a los mileuristas de mis hijos, a los cuales les sigo insistiendo que no incurran en el despilfarro. Pero creo que no les interesa mi teoría de la austeridad.
Me escribió de nuevo para que fuese yo quien fijase el precio. Le contesté detalladamente:
100gr. De avaricia a 5.000 € el kilo 50€
200gr. De envidia a 4.000 80
100gr. De gula a 1000 10
100gr. De ira a 1000 10
100gr. De lujuria a 5000 50
200gr. De pereza a 1000 20
200gr. De soberbia. a 1000 20
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total 240 €
Aunque no sé exactamente el peso de mi alma..., podemos quedar para hacer una valoración y discutir el precio, no me gusta fijarlo a distancia.
Me respondió mediante SMS y me citó a las siete de la tarde en La Gorda, para hacer la transacción.
¡Qué decepción! Ni siquiera le contesté ¿Cómo se figuraba que iba a vender el alma a los pies de la Maternidad?
Sinceramente me chafó. Yo esperaba una cita calurosa, si no en el infierno, si por sus alrededores, bajo efluvios de azufre, humo y toda clase de perversiones pululando sobre nuestras cabezas. Pero está visto que hasta el diablo perdió los papeles.
Dorita
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